Videoclip
Carmeta
CARMETA (2024)
Dirección de fotografía: Adrià Lázaro
Dirección: Marc Mediavilla y Genís Meléndez
Proyecto final de asignatura – Producción Musical, 1.er curso de grado
Carmeta es un videoclip narrativo que acompaña a una habanera original, creada dentro de la asignatura de Producción Musical. El proyecto consistía en componer y producir una canción desde cero en grupo, y cerrar el proceso con una propuesta audiovisual.
La historia gira en torno a un niño huérfano que le pregunta al mar dónde está su padre. Nosotros, como cantantes, le contamos la historia desde el punto de vista del mar: su padre, Jaume, era pescador y un día desapareció en medio de una tormenta, decidiendo no abandonar su barco, la Carmeta, que simboliza también el amor de su vida.
Concepto visual y estilo fotográfico
Desde la dirección de fotografía, queríamos alejarnos del aspecto digital y construir una imagen más orgánica, suave y emocional, que conectara con la esencia tradicional y romántica de la historia.
Por eso opté por rodar con una Sony A7 III con sensor full frame y un conjunto de ópticas Canon FD vintage, que aportan una textura menos nítida, con colores más suaves, destellos naturales y un carácter visual más cálido y cinematográfico.
El videoclip está dividido en tres bloques visuales, cada uno con una estética diferenciada para reforzar el relato:
1. Exteriores naturales – Introducción y contexto emocional
Rodados en calas y playas de la Costa Brava, estos planos introducen el paisaje como elemento narrativo. Nos inspiramos en el romanticismo pictórico, mostrando la naturaleza como una fuerza superior al ser humano. Utilizamos diafragmas muy cerrados para conseguir una profundidad de campo máxima y composiciones estáticas que evocaran cuadros en movimiento. El viento, el agua y la luz natural eran los únicos elementos en movimiento, reforzando la sensación de armonía y contemplación.
2. Interior de taberna y escenario – Espacio narrativo y presencia escénica
Esta parte combina dos atmósferas visuales: la taberna, como espacio íntimo de relato, y el escenario, como representación directa de la canción.
Para la taberna, buscamos un ambiente cálido y orgánico, inspirado en referentes como El Señor de los Anillos o Juego de Tronos. Trabajamos con una luz principal baja y cálida, simulando velas o fuego sobre la mesa. Esta luz, direccional desde abajo, aporta dramatismo a los rostros y acentúa la sensación de intimidad. La combinación con rebote cenital y reflejos dorados nos permitía modelar las sombras de forma suave y favorecedora.
En el escenario, reforzamos el carácter teatral de la interpretación con focos direccionales y controlados. El sujeto queda aislado dentro de una luz más focal, y el flare aporta textura emocional y presencia escénica. La iluminación crea una atmósfera de silencio y atención, como si el relato se transformara en espectáculo.
3. Tormenta – Clímax visual y emocional
La tormenta representa el punto culminante de la historia, tanto a nivel narrativo como emocional. El reto aquí era visualizar la intensidad del momento sin grandes efectos, solo a través de la luz, el color y la atmósfera.
Trabajamos en clave baja, con una paleta de tonos fríos (azulados y grises) que transmiten frialdad, peligro y soledad. El set se llenó de humo para extender la luz y dar una sensación de niebla fantasmal. Esto nos permitió crear un espacio confuso y cargado, que envuelve al protagonista en un momento de vulnerabilidad.
La luz principal era un rebote filtrado medianamente suave con dos texturas de color distintas, para aproximarnos a una posible luz de luna que llegara al fondo del mar. Utilizamos el fuego como elemento de contraste para potenciar aún más el clímax.
Los movimientos de cámara son mínimos pero intencionados, y el ritmo de la escena acompaña el crescendo emocional de la canción. Visualmente, quisimos transmitir la belleza trágica de un final crudo y romántico.